jueves, 19 de mayo de 2016

Hoy nos presenta otra pieza especial de la exposición Anselmo Matilla Santos, profesor de Latín en el Seminario San Cayetano y uno de los Comisarios de la exposición:

L. Annei Senecae opera, et ad dicendi facultatem, et ad bene vivendum utilissima

(Obras de Lucio Anneo Séneca, muy útiles no sólo para la facultad de hablar, sino también para el bien vivir)

Lucio Anneo Séneca
Edición preparada por Erasmo de Rotterdam
Editado en Basilea, 1537
Biblioteca del Seminario Diocesano (Ciudad Rodrigo)


Séneca y Erasmo. Dos grandes figuras de la filosofía y del saber humano. Humanistas, como luego será Cervantes, aunque Séneca se separe bastante en el tiempo de nuestro escritor más universal y del humanista por excelencia. No es baladí ni casualidad tener las obras completas de Séneca recopiladas por Erasmo en nuestra exposición. Tampoco es casualidad que esta obra póstuma proveniente de la magnífica Biblioteca de nuestro Seminario San Cayetano, editada en 1537 (un año después de la muerte del humanista) en Basilea (la patria donde Erasmo editó la mayor parte de su trabajo) se encuentre en la primera vitrina de la Exposición. Es la vitrina introductoria, el pozo de la Sabiduría, el capítulo dedicado a Cervantes como fuente de humanísimo saber.
Y es que tanto Erasmo como Séneca influyen claramente en Cervantes. Su manera de tratar a los personajes, los valores de la philosophia Christi que se desprenden del Quijote, el propósito de ir sicut cervus ad fontes (como el ciervo a las fuentes), la búsqueda de las bonae litterae, el triunfo de la razón sobre la superstición, la fantasía y la magia… todas estas ideas que tanto defiende Cervantes tienen cierto anclaje en sistema de pensamiento de Erasmo. Y excepto en lo que a lo cristiano y renacentista se refiere, también se asientan sobre la filosofía estoica, en cuyas filas se inscribió el latino más español.
Obra, por tanto, importante, en la que se refleja que el propósito fundamental de Cervantes no era otro sino ahondar en aquello que nos caracteriza: nuestra humanidad. Séneca y Erasmo. Dos grandes de la historia unidos, sin quererlo, o queriéndolo, en otro grande, en Cervantes. Y una pequeña anécdota. Los grandes a veces no son reconocidos. Se les reconoce años después de su muerte. Por eso si, cuando visita la exposición, uno se fija con detenimiento en la página por la que está abierta la obra de la que tratamos, puede observar unas palabras escritas a mano: liber damnatus.

Sí. Lo ha traducido usted bien. Efectivamente: libro condenado, éste, por la Inquisición, como casi todas las obras de Erasmo de Rotterdam. Gracias a Dios, aunque se incluyó esta obra en el índice no fue sometida a quema. Por eso la conservamos. Preciosa analogía con el capítulo VI de la primera parte del Quijote, donde múltiples libros son conducidos a la hoguera para evitar que vuelvan a enloquecer al ingenioso caballero... aunque algunos de ellos, los que profundizan en la L de Literatura, Libro, Letra y Libertad, son Librados de la condena. Pero de la L hablaremos en otros momentos, más adelante…

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